Chamanismo
Europeo
En
los últimos años se viene hablando del chamanismo europeo como si se
tratara de algo que estaba oculto sólo por una suave capa de polvo que
la bondadosa tolerancia de los tiempos modernos ha retirado
amablemente... Hay chamanes en América, África Australia, y Asia...
los hubo también en Europa, ciertamente. Pero hablar de Chamanismo
Europeo “actual” o “recuperado” a niveles generales es, en
todo caso, un absurdo. Lo que tenemos son técnicas de origen chamánico
convenientemente rebajadas y adaptadas para estar al alcance de la práctica
de lo que se viene dando en llamar “ cultura occidental”. Y lo que
tenemos al afirmar que esta suerte de “neo” o “pseudo”
chamanismo está a la altura de cualquier resto de chamanismo que quede
en el mundo actual es una buena muestra de la estrechez de miras
sintomática del eurocentrismo. Esta actitud de la Europa occidental ( a
la que en ocasiones se une Norte América ) no sólo tiende a
minusvalorar la realidad de otras culturas - como un niño tonto , “
Eso lo hace cualquiera”- sino que minusvalora el propio pasado.
No
hablo aquí de la validez de este neo-chamanismo en el marco de la magia
o la evolución espiritual o el autodescubrimiento; las técnicas son válidas
en el momento en que funcionan, y lo que importa , al fin y al cabo, es
siempre la persona que las emplea. El problema, según mi punto de
vista, reside en la incapacidad de la subcultura actual para dejar un
espacio a la creencia en la Magia, en mayúsculas. En algunos momentos
clave de mi aprendizaje, he sentido que había realmente algo más allá
de la frontera de lo que entre los practicantes de magia
“occidentales” actuales se tiene por aceptado, y al pensar en ello
he sentido la llamada de esa distancia insondable, tan real como la
tierra, la sangre y el sudor, y he tenido miedo de lanzarme a ella y
chocar contra una pared terrible. Si hace unos años, siendo ya
practicante del paganismo, se me hubiera hablado de los magos oscuros, o
de la posibilidad de viajar a otras realidades con algo más que la
imaginación sin duda hubiera tachado a la persona de mentirosa o
loca... muchos de nosotros bajamos el nivel de nuestras
metas y creencias por el miedo al fracaso o la decepción. Creo
que este es el motivo principal de que se haya querido entender el
chamanismo en un marco estrictamente psicológico, o de crecimiento
espiritual al estilo de la “New Age”... por no mencionar aquellos
que lo han interpretado como la legitimación más absurda para el
consumo de plantas de poder ( en un contexto en el que esta definición
podría ser muy discutida ).
Como
sucede con el mundo Medieval o con la cultura de los pueblos Celtas, se
ha extendido sobre el chamanismo europeo la sombra de lo “familiar”
que lo convierte en algo aparentemente conocido. Sin embargo, en Europa,
el Chamanismo es muy anterior a las culturas Celtas y, por supuesto, a
la Edad Media, ¡ Cuánto menos familiar debería sernos! Y cuánto nos
dejamos en el camino de lo que fue, simplificándolo a una cadena de
visualizaciones.
Podría
abrirse aquí un debate entre adaptación y reconstruccionismo...
a mi entender absurdo. Es algo estúpido idealizar el pasado, pues
esencialmente somos lo mismo que nuestros antepasados, humanos en relación
con un medio; al haber cambiado este último, forzosamente deben cambiar
las pautas de interacción o adaptación al mismo. Sin embargo,
precisamente por esa necesidad de percibir y actuar en nuestra realidad,
es preciosa la búsqueda en el legado de aquellos que estuvieron antes
que nosotros, y percibieron y actuaron en su realidad; pues al ser
esencialmente los mismos, mismas deben ser también nuestras
posibilidades.
Es
muy probable que el Chamanismo europeo se iniciara en la prehistoria, en
el periodo del paleolítico superior, hace unos 30.000 años, ligado a
las pequeñas comunidades cazadoras de renos. El estilo de vida de estas
comunidades cazadoras-recolectoras parece presentar importantes
paralelismos con el de algunos grupos indígenas norteamericanos.
Los restos mejor conservados de la época, no obstante, se conservan en
los asentamientos en cueva. Allí, además de delicadas herramientas
rituales, encontramos la pintura rupestre de la cual no cabe duda que
representa el mundo simbólico de la época. Las últimas teorías sobre
el posible significado de estas pinturas apuntan precisamente al
chamanismo. Según Lewis Williams y Jean Clods, la temática de las
representaciones ( símbolos, animales, y por último imágenes
antropomorfas frecuentemente híbridas) podría corresponder a los
niveles del viaje chamánico a través de los tres mundos.
El
mundo de los cazadores-recolectores del paleolítico superior era rico
en conocimientos y simbolismo. En palabras de la Doctora Petit ; “ A
pesar de que sabemos pocas cosas sobre el simbolismo del arte paleolítico,
todo parece indicar que fueron algunos animales los encargados de
representar a la divinidad. Por el contrario, casi nada nos hace pensar
en la existencia de dioses con apariencias humanas. Es como si los
hombres no se hubiesen dado cuenta aún de su situación cada vez más
preponderante dentro del concierto de los seres vivos que habitaban el
planeta.
Las
representaciones antropomorfas, ya sean de hombres o mujeres, siempre
son singulares durante el Paleolítico Superior. (...) Son figuras de
hombres a los que se ha incorporado características animales o animales
que mantienen posturas humanas. (...) No sabemos si son dioses o
intermediarios de la divinidad, algo así como brujos o sacerdotes; si
representan un personaje mitificado, un antepasado, un demonio o un
fantasma. (...) el universo de representaciones femeninas es mucho más
variado de lo que parece a simple vista, y por ello no debemos
encasillar su interpretación en un par de posibilidades, que es lo que
generalmente se ha hecho. (...)”.
Sin embargo, este mundo de significado varió sustancialmente, incluso
antes de la aparición de las culturas agrícolas y ganaderas.
El
cambio que representó el paso del mundo de significado representado por
las culturas de deidades de la Tierra, con sus deidades creadoras, que
florecieron entre las comunidades agrícolas y ganaderas, a las de
carácter Celeste, que llegaron a Europa con la Edad de los
Metales, trayendo consigo unas deidades que no sólo creaban sino que
transformaban, no es nada comparado con lo que fue el cambio de un modo
de vida cazador-recolector al agrícola-ganadero. En focos como el
Creciente Fértil, en Oriente Próximo, este paso contó con comunidades
intermedias, sin embargo, a Europa llegó importado directamente. El
conocimiento agrícola del momento obligaba a la constante colonización
de tierras , por lo que las comunidades cazadoras-recolectoras perdieron
territorio progresivamente, de modo que, o bien se adaptaron a la
agricultura y ganadería, o bien se extinguieron.
El
bagaje cultural de nuestra época proviene del mundo agrícola, hecho
que dificulta la comprensión de un mundo en el que no se hablaba de
deidades en los sentidos que nos son familiares. Con todo, creo que los
orígenes de la Diosa Creadora y el Dios de la caza, presentes en las
culturas posteriores que han llegado de una manera u otra hasta nuestros
días, estuvieran en las pequeñas esculturas femeninas, y en las
representaciones de híbridos, en pintura u escultura. En esta relación
temporal, las religiones monoteístas predominantes en el mundo actual
son realmente una anécdota; se contaban por decenas de miles los años
del chamanismo cuando Yaveh era una deidad entre tantas dentro de un
panteón inmenso, que se dedicaba a pelear con las de los pueblos
vecinos.
Y,
sin embargo, el chamanismo continuó. Seguramente no de un modo idéntico
a sus orígenes, pero tenemos evidencias de ello en las religiones
paganas posteriores, que a su turno pervivieron en la Edad Media, tras
la letra de los escribas cristianos, y de boca en boca, en curiosas
historias de brujas y demonios del pueblo llano. Parece ser que en los
primeros estadios de las religiones que con el tiempo se irían
definiendo, las deidades eran híbridas. Creo que no sería ilógico el
pensar que con el paso de los años, y especialmente por la influencia
de la ideología traída por las culturas de deidades “celestes”,
los rasgos de la divinidad se humanizaran y su parte animal se tradujera
a un animal asociado. Este proceso se perpetuaría en el cristianismo,
por ejemplo, en la imagen de la virgen con la serpiente a sus pies,
reminiscencia de anteriores divinidades femeninas asociadas a este
animal.
En
su estudio sobre el Doble, Claude Lecoteux escribe “ La presencia
del chamanismo en nuestras culturas y su mayor aportación, la creencia
en un alma plural, podría tener otro origen, no ser una importación.
(...) Podría haber existido aquí mismo antes de aquellas invasiones [
se refiere a las Indoeuropeas ] y haber sido absorbido por los
invasores, e incluido luego en las formas de religión que se
fueron desarrollando poco a poco. Por supuesto que el chamanismo tal
como sobrevivía en la Edad Media no es ese, sino tan sólo restos que
resurgen en forma de temas o motivos legendarios que coinciden a menudo
con datos procedentes de la cuenca mediterránea, como (...) el tema del
descenso a los infiernos.” Lecoteux emplea en su estudio obras
medievales, entre las cuales destacan versiones cristianas de episodios
de las sagas nórdicas o germánicas. Luego ahonda en este fondo pagano,
para descubrir las raíces de la creencia en el Doble: es decir, de la
creencia en la posibilidad, no ya de un viaje extático, sino de la
posibilidad de la materialización de este doble fuera del cuerpo,
incluso a grandes distancias, y bajo apariencia zoomorfa. Según
Lecoteux, esto era común y conocido incluso en la edad Media, y que
algunos individuos capaces de proyectar este doble tenían precisamente
la función de cumplir misiones en nombre de un particular o una
comunidad. Cabe decir que se habla en la obra de dos tipos de dobles “proyectables”;
uno psíquico y otro material.
Así
mismo, esta seria la explicación del mito del hombre lobo, el cual es
el caso más conocido de licántropos europeos, entre los que se cuentan
también las mujeres cisne o los hombres oso. Por diversos motivos,
entre los que se incluyen movimientos de pueblos - algunos de
estos tenían un origen ligado al culto totémico, en el sentido en que
se consideraban descendientes de uno u otro animal; en otras ocasiones
se trataba de antiguas hermandades de guerreros, en las que la iniciación
suponía una “transformación” en el animal- hasta las
primeras etapas de la Edad Media, así como contactos fronterizos con la
zona asiática, el chamanismo y los licántropos, parece que fueron algo
conocido y , hasta cierto punto, habitual.
Otro
fenómeno que podría relacionarse con el chamanismo conocido en la Edad
Media son las “cabalgadas nocturnas” que en España recibieron el
nombre de “Armada Anciana”. Están en relación con los viajes extáticos
de las brujas, a menudo comandadas por una entidad que en unas zonas es
femenina y en otras masculina, y que en realidad es una deformación de
un Dios o una Diosa. Las brujas acuden a esta llamada sobre animales o
en forma de los mismos. En ocasiones la llamada es una reunión, en
otras una batalla. Ni falta hace decir que esto acabo siendo obra del
diablo y sus pérfidas seguidoras... Pero al menos hasta entonces, las
brujas paganas de la edad media tenían también la capacidad de
proyectar un doble zoomorfo o animales asociados, que podríamos poner
en relación con los familiares. La relación de la bruja con el animal
asociado es similar a la de algunos chamanes con su tambor, al que
consideran un medio de transporte a otra realidad, como una montura. Los
animales asociados, o familiares, presentan al mismo tiempo paralelismos
con los animales de poder , al menos tal como Michael Harner los
presentaba en su libro La senda del Chamán, una suerte de
asistentes mágicos, pero los familiares serian seres individuales,
mientras que el animal de poder es la especie... “no se habla de un
cuervo sino de Cuervo”. Sin embargo, el mismo Harner habla de
transformación en animal, de llamar al animal a vivir dentro de uno;
“En la región más septentrional de Escandinavia, los chamanes
lapones se transforman en lobos, osos, renos y peces; los chamanes
siberianos y esquimales, a menudo, se transforman en lobos”.
Por
eso creo que en ocasiones se ha confundido al doble individual, con el
familiar o ayudante - físico o astral - , e incluso con una
descendencia de origen totémico. Que al mismo tiempo y al ser cosas
diferentes pueden darse en simultaneidad. Por ejemplo, un guerrero
descendiente de una tribu nórdica asociada al Oso, que tuviera el poder
de desdoblarse física o psíquicamente en apariencia zoomorfa y contara
con un par de familiares que le ayudaran en sus tareas.
Sin
duda alguna, este es un campo en el que queda mucho por investigar y
relacionar, y aún más por poner en práctica. Con todo, creo que hay
motivos suficientes para continuar esta empresa. Saber lo que un día
fuimos capaces de hacer, lo que un día fue visto como normal, debería
azuzarnos para no inventar métodos que justifiquen nuestra incapacidad
personal. El chamanismo europeo existió, y con toda seguridad era más
que una cadena de visualizaciones. Hoy día, además del seguimiento de
las ligeras huellas del pasado, podemos aprender de aquellos pueblos en
los que el chamanismo y la Magia, con mayúsculas, es aún una realidad
latente. Pero, ante todo, deberíamos creer en ella, creer en nuestras
capacidades, y estar dispuestos a ponerlas a prueba. Contaba la otra
noche una compañera en el canal que entre los aborígenes australianos,
el territorio se podía leer como una inmensa partitura musical, de modo
que si sabías cuál era tu canción encontrabas tu camino... tal vez,
al hablar hoy día del chamanismo europeo deberíamos hacerlo intentando
recordar cómo era aquella canción que un día sonó, en lugar de
repetirnos constantemente que no tenemos sensibilidad musical.
Vaelia
Bjalfi;
22 Agosto 2002
BIBLIOGRAFÍA
FULLOLA,
J.M. ; PETIT, M.A.:
La puerta del pasado, Editorial Martínez Roca, BCN,1998.
ISBN:
84-270-2325-1
HARNER,
M
: La Senda del Chamán, Editorial Ahimsa, Valencia, 2000.
ISBN:84-931254-6-6
IZZI,
M.
; Diccionario ilustrado de los monstruos, Editorial José de Olañeta.