Samhain

 

“ All our times have come
Here but now they’re gone
Seasons don’t fear the reaper
Nor do the wind, the sun or the rain
We can be like they are
Come on, baby
Don’t fear the reaper
Baby, take my hand
Don’t fear the reaper
We’ll be able to fly (…)”
[1]

 

 

Celebración y Ritual

La celebración de Samhain,  conocida también como Halloween, cristianizada como Víspera de Todos los Santos, y popularmente conocida como la “Noche de Brujas”, se celebra usualmente la víspera del primero de Noviembre (momento astrológico: el sol  a 15º de Escorpio, se relaciona con el elemento Agua). En Europa, puede considerarse que marca el inicio del invierno, pues el solsticio de invierno representará el punto álgido de la estación. Encontraremos esta festividad pagana en el ámbito de la Wicca como Sabbath Mayor. Para las tradiciones solares,  se trata de una festividad al nivel de lo que seria un Sabbath Menor en el contexto de la Wicca.  En las antípodas del calendario de festividades paganas encontramos la otra noche de Brujas, Beltane, también conocida como la “Noche de Walpurgis” ( Víspera del 1ª de Mayo, el sol a 15ª de Tauro, elemento Tierra) .

Una festividad del Ciclo Anual puede celebrarse de muy diversas maneras, al principio puede ser simplemente un día de fiesta, una reunión familiar o con amigos, un ornamento que haga recordar el sentido que tomamos de aquello que se celebra. Cada vez que gira la Rueda, nos encontramos de nuevo con el mismo festival, y sucede, si nos atenemos a la ley de la evolución constante, que en cada ocasión descubrimos matices que no habíamos visto antes, llevamos a cabo nuevas prácticas, concordes con los cambios acontecidos en nosotros y nuestro entorno durante el año.

Cada festival marca un nuevo paso en nuestro camino, como una huella. Samhain es el resumen de un año,  un íntimo examen de nivel, para muchas personas. Al principio, puede que las celebraciones de los ocho festivales sean vistas como estrellas aisladas, con el tiempo, aprendemos a verlos como una línea continua que fluye a través del espacio y las situaciones, que en determinados puntos reúne energías destacadas.

Al preparar la celebración, como en una básica tirada de cartas, nos ubicamos en el presente en función de lo que ha sucedido antes, y lo que vendrá después, de lo que era pero ya no es, y lo que será pero aún no es. Así en este caso, tendremos en cuenta el pasado Mabon, cumbre del Otoño, y el próximo Yule, corazón del Invierno. Aunque tomamos una fecha del calendario usual como referencia, o podemos buscar los datos del momento astrológico, la celebración vivida de un sabbath, conlleva mucho más que unas horas. Se inicia en el día que, al salir a la calle, un matiz de luz, o una olor, nos anuncia que se acerca el momento, o al contemplar fenómenos naturales como el comportamiento de los animales, o los cambios en las plantas y vegetales. Sigue en todos los pensamientos que dedicamos al momento, qué nos evoca el festival, cómo vamos a celebrarlo, qué cocinaremos, o confeccionaremos, o el diseño del ritual, mezclado con los recuerdos y los “darse cuenta” de significados, o posibilidades, en los que aún no habíamos reparado. Podemos trabajar tomando como referencia una fase lunar, o varias de ellas. En realidad, no hay fecha, pues se trata de un baile con el espíritu del momento natural, y hay tantos tipos de bailes como bailarines, y aún más, como parejas de los mismos.

No es fácil aportar una sugerencia de celebración[2], cada cuál debe saber cuál es su situación, y que aspectos de la festividad le es apropiado enfatizar. Como decía al principio, empezaríamos por salir al exterior, y tomar conciencia vívida del momento natural. Después alimentaríamos nuestro cuerpo con los frutos de la temporada; las manzanas, las granadas, ambas relacionadas con los Dioses Oscuros Iniciadores, la calabaza de rigor,  raíces, tubérculos  y frutos secos que nos recuerdan el Submundo, con su olor, su sabor, con las leyendas que llevan asociadas, y nuestra mente con música, lecturas, imágenes, que nos ayudaran a contactar con el espíritu de la celebración tiempo para sentir, otro para pensar. Otro para hacer, por ejemplo, decoraciones para nuestro hogar, ofrendas. Una parte para compartir con los seres queridos que están aquí, otra con los que ya no están, otra para nuestra intimidad. Un tiempo para profundizar, para ser serios, enfrentarnos a lo duro; otro para celebrar, para jugar, para disfrutar con ello a pesar de todo.

 

El Sueño y la Vigilia

No cerramos nuestra puerta ni clausuramos nuestra verja/ cuando sopla el viento del invierno,/se exalta nuestro corazón, se caldean nuestras mejillas/con burlas y bebidas especiadas./(…)Ya peleé por mi casa, por su gente y sus ovejas,/Primavera, estío y otoño, sin descanso./ Déjame ahora descansar, perezoso, junto a tu rodilla (…).[3]

El Otoño se corona de frío en este momento, el manto de hojas desprendidas de los árboles se hace más denso, oscuro y húmedo. Asoma incluso, en los rincones sombríos huellas estrelladas de la escarcha superviviente de unas noches cada vez más largas. En la Naturaleza, las criaturas se preparan para lo que el invierno ha de traer; el sueño o la vigilia… Mientras las semillas olvidadas sabiamente en el seno de la tierra escuchan los cantos de las raíces más viejas, narrándoles lo que un día llegarán a ser, las hayas y los robles van desnudando sus ramas contra el cielo gris, y  el pino sigue vigilante, con sus hojas verdes y aromáticas. Cuando el lirón ya hiberna en su refugio, para el oso es tiempo de acumular grasa para el largo sueño; mientras que la ardilla recolectará frutos con frenética agitación y el lobo reunirá una manada familiar, para enfrentar la escasez del invierno.

Entre los humanos, el descenso de horas de luz solar invita al recogimiento, y a menudo, se puede sentir mayor necesidad de descanso, o introspección. Un tiempo para permanecer en el hogar y cultivar las relaciones personales compartiendo largas conversaciones, bebidas y alimentos preparados a fuego lento. Otro tipo de personas, sin embargo, a quienes el calor del verano parece aletargar, se sentirán renovadas, más activas y despiertas que nunca, y escogerán este momento para poner en marcha sus proyectos.

En todo caso, tras el “inventariado” de la cosecha psíquica de Mabon, nos tocará discernir si se acercan tiempos de sueño o vigilia; o si tal vez ha llegado el momento de despertar en el sueño. Pues Samhain es siempre una oportunidad para dejar atrás lo caduco, y abrazar lo que ha de venir; no en vano es considerado en múltiples tradiciones como el fin y nuevo inicio del ciclo anual. Pero Samhain es, ante todo, un momento en el que podemos encontrar al  arquetípico Guardián del Umbral, si es que estamos preparados para responder ante Él.


 

 La Muerte

La figura central de esta celebración es, sin duda alguna, la Muerte. Una vez celebrada la cosecha que dio los primeros frutos, y la cosecha abundante, recogida a principios de  otoño, llega el turno a la tercera cosecha; cosecha de sangre,  cosecha de almas. Siguiendo la línea genealógica de la cultura pagana, encontramos que cada tiempo y cada pueblo ha elaborado unos rituales propios para su “fiesta de la muerte”. La conciencia de la misma es el nacimiento de cada duda acerca de la naturaleza de la vida, y de todas las cuestiones acerca de cómo debemos vivir.

Aún hoy en día, cuando la idea de la Muerte ronda a nuestro alrededor, tratamos de sacarla por la puerta de atrás, como un familiar del que nos avergonzáramos, o tratamos de combatirla como se enfrentaría a un enemigo. La Muerte despierta miedos, o tal vez, esa frialdad, que no es más que un escudo, o una cierta frivolidad que trata de quitarle importancia. Probablemente mantenemos, por inercia, la idea de la Muerte como el fin de la historia de nuestra existencia.

No obstante, la Muerte está presente  a cada instante, acompañándonos, alentándonos a vivir. La Muerte que hemos de encontrar en el último de nuestros días, no es sino un aspecto más de la Muerte que encontramos constantemente a lo largo de nuestras vidas. En el fin de cada ciclo, en la toma de cada decisión, en la realización de cada posibilidad que tomamos, descartando las demás. Está presente en nuestra infancia, nuestra juventud, nuestra madurez, nuestra ancianidad, dentro y fuera de nuestro ser, en cada parcela de realidad y en cada pedacito de sueño, puesto que la Muerte es la otra cara de aquello que hemos dado en llamar Vida y que sin ella no podría ser.

Samhain honra el conocimiento de esta unión indisoluble y rítmica, de este ciclo de  Vida/Muerte/Vida, del que habla la Dra. Clarissa Pinkola en Mujeres que Corren con los Lobos[4], de esta fuerza vital que recorre la existencia toda y enciende el fuego del alma, y lo mantiene danzando ante la oscuridad del infinito desconocido.

El conocimiento de la naturaleza de la Vida, va ligado al conocimiento de la Muerte; al saber del que fluye como el agua a través de las diferentes etapas que nos ha sido concedido vivir, y la fuerza de quién marca los tránsitos con la sacralidad de un tambor ritual. La espiritualidad pagana, como un árbol, enraíza profundamente en la Tierra, y se eleva a los Cielos sin que para ello sea necesario desunirse de la misma; en la Tierra se transforma y crece, diluye parte de sí y genera nueva vida; está centrada y firme, y al tiempo se siente a su alrededor.

La espiritualidad pagana no invita a esperar un final incierto, sino a vivir en el momento, a ser, lo más íntegramente posible. Por ello, al hablar de la Muerte, no hablamos sólo del Umbral de la Vida, sino que hablamos en presente, y para nuestras acciones diarias. Hay una gran sabiduría en la Muerte, Ella nos puede enseñar cuándo las relaciones, los proyectos, nuestro modo de ver las cosas, o unos hábitos, pugnan por nacer y ver la luz, y cuando están tan agotados que necesitan un largo descanso, y renacer transformados, o bien diluirse en la nada para dejar lugar a mejores sucesores. Cuando hay que poner fin a las cosas, y cuando hay que luchar por mantenerlas, para vivir el tiempo que nos ha sido concedido, del mejor modo posible.

En la poética novela “El Árbol de las Brujas”, Ray Bradury[5] muestra no sólo la multiplicidad de festividades entorno a la muerte, sino cómo la Muerte habla incluso a los niños, en su propio lenguaje. El señor Mortajosario guía a ocho muchachos a través del tiempo y el espacio para

“(…) descubrir el secreto de la Noche de las Brujas, la Víspera de todos los Santos.

Y lo consiguen.

-Bueno-pregunta Mortajosario al final del viaje-. ¿Qué fue: una prenda o un premio?

-Prenda y premio –concuerdan todos.

Y tú también estarás de acuerdo.”

Las enseñanzas de la Muerte pueden ser duras, en tanto nos muestran la necesidad, y el deber para con nuestra integridad personal, de enfrentarnos a las situaciones y de sacrificar parte de nosotros mismos o nuestro entorno por algo mejor. La Muerte ha sido la gran excluida de todos los cuentos que han llegado a nuestros días, perdiendo así su valor educativo, y la gran excluida de nuestros pensamientos, volviéndolos en ocasiones estériles. A veces han pasado muchos años cuando nos damos cuenta de que nuestra vida no nos satisface, que hemos alimentado y hecho perdurar demasiadas cosas inútiles, dañinas, o impropias. A veces llegamos a una meta y queremos permanecer por siempre en ella, aunque ya no nos aporte nada, y ya no sea su lugar, nos quejamos y quejamos de lo que un día fue nuestra alegría y ahora puede ser incluso nuestro dolor, pero nos resistimos a partir, porque habiendo hecho de ella el motivo de nuestra existencia, tememos perder nuestra razón de ser, somos ya incapaces de ver otra opción.  He aquí la importancia de las enseñanzas de la Muerte, y cómo ella, en más de una ocasión, renueva e infunde vida, a la misma Vida.

Los Muertos

Me marcho, pero me marcho con una verdad aun no pronunciada; esa verdad que volverá a buscarme y a reunirme, aunque mis elementos estén dispersos en los silencios de la eternidad; y otra vez volveré ante vosotros; a hablaros con una voz nueva, nacida del corazón de esos silencios sin fronteras./Viviré más allá de la muerte, y cantaré a vuestros oídos,/incluso cuando la vasta marejada me devuelva a la inmensa profundidad del mar./Me sentaré a vuestra mesa, aunque ya no tenga un cuerpo, e iré con vosotros al campo, como espíritu invisible./Llegaré a vuestros hogares y a vuestras chimeneas, como huésped no visto./La muerte no cambia nada, sino las máscaras que cubren nuestros rostros.[6]

Como decíamos, cada pueblo tiene su fiesta de la muerte. Se suele decir que en Samhain el Velo entre los Mundos es más fino, de modo que las criaturas que moran los diferentes planos pueden coincidir. Por ello es también la fecha señalada para recordar a los muertos queridos, para reencontrarnos con estas almas familiares cuya llama aún ilumina un rincón reservado de nuestra memoria. Como una concesión llega la oportunidad de compartir aún una silenciosa conversación, un abrazo, una cálida vibración inexplicable… mientras les guardamos un sitio en la mesa, o elaboramos una ofrenda, mientras elevamos la mirada al cielo estrellado y murmuramos aquella canción especial, o aquel juego de palabras, y ya no nos sentimos tan solos, ni tan tristes.

Y por la misma e idéntica razón, es tiempo de temer o guardarse de las otras criaturas que rondan los caminos y las calles en esta noche, en aquellos lugares a los que no llegan las risas de los niños y el escándalo de los festejos. Viejos conocidos del folklore local que acuden a sus lugares tradicionales, y multitud de entidades cuyos nombres son a menudo una diana sobre la que muy variadas opciones tratan de acertar.

Cuando el oro del ocaso otoñal se filtra tras el horizonte, es el momento de los seres oscuros. En el campo y la ciudad, se cuentan historias con visos de leyenda sobre los mismos en esta noche, en la que sería inútil tratar de encerrarlos en el desván de la conciencia, pues su presencia se palpa en el ambiente, cuando vienen a nosotros como ancianos señores de unos dominios desvanecidos, a la espera de que se restablezca su antiguo honor.

Los seres oscuros, no son sólo los personajes de antiguos cuentos que los tiempos modernos se han encargado de dulcificar, son también aspectos en nuestra psique que han sido negados, y relegados a la profundidad del inconsciente, como Urano empujara a sus hijos a las profundidades de Gea, la Tierra.

Como los espíritus errantes, peligrosos, desesperados, de torturados, de niños muertos sin nombre, de seres que han dejado una seria cuenta pendiente, los retazos maltratados, proscritos injustamente, de nuestra personalidad o nuestra memoria, acechan hambrientos y sedientos en algún lugar, y sus llantos y aullidos cruzan las barreras que queramos alzar contra ellos, reclamando la redención que les conduzca al fin de su larga agonía. Como peligrosas entidades manifiestan sus efectos en nuestra vida diaria, en accidentes y malestares, en pesares repentinos cuyo origen no conseguimos, o no queremos admitir. 

Por ello los antiguos europeos esculpían lámparas con nabos, cuya luz guiaba a los muertos queridos al hogar, como una invitación al reencuentro, y asustar a los entes dañinos[7]. Por ello la Hueste Salvaje cruza los cielos de Samhain, por ello es tiempo de Descender al Inframundo, y mirar a los ojos del Guardián.

 El Descenso al Inframundo

Como se comentaba algunas líneas más arriba, para comprender el sentido y la acción que debemos realizar en una festividad, tomamos como referencia aquella que le seguirá y aquella que le precede. El largo viaje al Mundo Inferior, a las profundidades, se iniciará con la llamada “Toma de posición” de Mabon, y se prolongará hasta el brillo de Yule, la Luz que en el corazón de las Tinieblas debe ser rescatada y transportada de nuevo al Mundo abriéndose paso desde la lejanía en las que flotan los que aún no han nacido, hasta la germinación que con Imbolc anuncia la nueva Primavera.

Mabon, en cierta manera, es la calma antes de la tempestad, el último hálito de luz reinante que tomamos antes de acudir a la llamada de los Dioses Oscuros. Porque siempre que el trabajo es serio, tarde o temprano, sentiremos esta llamada. De una u otra manera, en mayor o menor intensidad, y en una variada tipología de ciclos vitales, la llamada se extenderá sobre nuestras vidas como unas gigantescas alas negras que se cernirán sobre nosotros sin que lo podamos - ni debamos, por nuestro bien - evitar.[8] 

En el texto acerca de Mabon, definíamos algunos de las posiciones desde las que podiamos emprender este viaje al Inframundo. Recordamos a la joven Perséfona, la que parecía descender al Mundo Inferior contra su voluntad, como cuando alguna repentina desgracia o pesar nos conduce por el oscuro sendero a lo más profundo. Hablamos también de la heroica Inanna, que bajó al Submundo para rescatar a su amado, como cuando nos armamos de valor para solucionar un problema o conflicto. Y por supuesto hablamos de ambas como Reinas, que bajaron por su propia voluntad por segunda vez, para abrazar a su amor la primera, para visitar a su hermana en las sombras, Ereshkigal, la segunda.

El viaje al Inframundo es una constante en las tradiciones paganas, que ha sobrevivido a través de los cuentos hasta hoy en día. Samhain es el momento en este viaje en el que descendemos, en el que nos desprendemos de nuestros ornamentos y vestiduras cotidianas, para contemplarnos desnudos en oscuro lago de la profundidad, para tomar un sorbo del brebaje que la sabiduría nos ofrece, para obtener el poder de la transformación, para cubrir nuestra piel de sangre y cenizas, y ver el mundo con nuevos ojos... Aunque el proceso pueda no resultar tan agradable como correr bajo el sol del estío, junto a un río azul y jugar con el viento, hay un tiempo para cada cosa; y este es el tiempo en el que debemos decidir qué es necesario inmolar para seguir adelante, como sobre la faz de la tierra era la fecha en que se decidía qué animales debían ser sacrificados[9], como en la naturaleza el Segador se llevaba aquello que no era lo suficiente fuerte como para mantenerse a sí mismo.

Samhain es tiempo de purificación, una hoguera devoradora que se lleva cuanto no es necesario. Un fuego en el alma que nos ayuda a fluir entre las negras aguas de las regiones de lo que aún no ha nacido, y que anida en el corazón de la estabilidad así como el vacío sostiene la materia. Es un descanso para aquellos que han adquirido la sabiduría del desapego, para aquellos que saben “dejar ir”… y la verdadera batalla se encontrará en el momento de volver al mundo, en el momento de traer a la realidad la promesa de la Regeneración. La promesa de un nuevo sol, de una nueva Primavera es algo que hoy por hoy damos por hecho en la naturaleza, pero no siempre fue así, y sigue sin ser así en lo más profundo de nuestras almas, que saben del papel clave del esfuerzo por sobrevivir, por mantener la integridad.  

Los Dioses Oscuros

Al descender al Inframundo, encontramos a los Dioses Oscuros, regentes del mundo subterráneo, en la majestuosidad de sus tronos. Más abajo aún, más allá de las raíces de la misma tierra, y también por encima de los cielos, rodeándolos, Existen otros Dioses, más oscuros y más viejos. Muchos linajes mitologicos conservan el recuerdo de una generación anterior a los mismos Dioses, hasta remontarse a unos orígenes que se alejan de lo humano hacia lo innombrable. Es la diferencia que se establece entre la fase decreciente de la Luna, y la Luna Nueva; la diferencia entre el Sol Radiante, y el Sol detrás del Sol. Pero somos jóvenes aún, por Samhain, para apreciar esta sutileza, que viene de la mano del misterio de Yule, así que nos remitiremos a los Dioses Sombríos más cercanos.

Gracias a la obra de las psicoanalistas junguianas, hoy en día el reconocimiento al aspecto Oscuro de la Diosa, ( y el aspecto sombrío de la psique ), se ha extendido dentro y fuera del Paganismo. La reconocemos en nuestros actos, la tomamos como referencia bajo sus múltiples nombres; Kali, Hereshkigal, Hécate, Cerridwen, Hell, Hydra… narramos o leemos acerca de los mitos que las conciernen. Con el tiempo, y la experiencia, comprendemos que son mucho más que “aspectos”, que una cara de la Diosa, que son su misma alma... y la nuestra.

“ Vuestra alegría es vuestro dolor sin máscara./ (…) Mientras más profundo cave el dolor en vuestro corazón, más alegría podréis contener./¿No es la copa que guarda vuestro vino la misma copa que estuvo fundiéndose en el horno del alfarero?/¿Y no es el laúd que apacigua vuestro espíritu la misma madera que fue tallada con cuchillos?/Cuando estéis contentos, mirad en el fondo de vuestro corazón y encontraréis que es solamente lo que os produjo dolor, lo que os da alegría./Cuando estéis tristes, mirad de nuevo en vuestro corazón y veréis que estáis llorando, en verdad, por lo que fue vuestro deleite./Algunos de vosotros decís: "La alegría es superior al dolor" y otros: "No, el dolor es más grande."/Pero yo os digo que son inseparables./Vienen juntos y, cuando uno de ellos se sienta con voso­tros a vuestra mesa, recordad que el otro está durmiendo en vuestro lecho./En verdad, estáis suspensos, como fiel de balanza, entre vuestra alegría y vuestro dolor./Sólo cuando vacíos estáis quietos y equilibrados.” [10]

Pero precisamente porque de Diosas Sombrías hablamos en Mabon, y hablaremos en Imbolc, cuando la Muerte de la vuelta al feto en el vientre de la madre, para poder nacer,  en esta ocasión trataremos con mayor profundidad la imaginería del Dios Oscuro.

Muchos paganos de nuestra época, son los primeros en su línea de tradición (o al menos los primeros tras un largo lapso de historia), que abrazan la Vieja Religión. Esto es algo que hace que todo tengan que aprenderlo, o recordarlo, por sus propios medios. Al iniciar nuestros pasos en el sendero pagano, nuestra concepción de las Deidades, sus criaturas, y las otras criaturas llamadas tradiciones de las que cuidaron nuestros ancestros, es primeriza y requiere del tiempo para irse elaborando. Es el tiempo quien aporta, si está bien empleado, sutileza en el pensar, el sentir y el ver.

En los primeros pasos de nuestro caminar, nos damos cuenta de cómo las culturas monoteístas que ocuparon el lugar antaño poblado por la Antigua Religión, demonizaron sus creencias, asociando todas y cada una de ellas con el “mal”. El paganismo actual, a menudo, tratando de luchar contra esta ilícita equivalencia, se decantó al extremo opuesto, según el cual todo en el paganismo era un festival de “bien” y de “vida”, entendidas en sentido monolítico y sesgado, y alejadas de la realidad. La sutileza en el pensar, el sentir y el mirar, ha de ayudarnos a comprender, en primer lugar, que el paganismo abraza su parcela de oscuridad de un modo íntimo, amante;   debe ayudarnos a aceptar que conoció y conoce entidades tan peligrosas como las de cualquier otra religión, y debe ayudarnos, al fin, a discernir entre lo que es dañino de por sí, lo que es dañino o peligroso por circunstancias, y lo que aún siendo oscuro trae consigo protección, enseñanza, y el alimento necesario para el alma.

Como sucede con la Diosa, hay multitud de nombres y aspectos para el Dios de la Oscuridad, hay infinidad de modos de entrar en relación con esto arquetipos, y multitud de oportunidades, entre las cuales, por tradición, destaca Samhain. En el relato Gardneriano del Descenso de la Diosa al Inframundo[11], es el Dios Oscuro, Thanatos (La Muerte, presentada en masculino), su Iniciador. Él la hace despojarse de sus ropas, y más tarde la golpea con el látigo de la muerte, algo que hasta el momento no había experimentado, y Ella comprende y ama, y completa su poder. No se trata de violencia de género… Cuando en el mito mesopotámico, Ereshkigal ocupa el lugar de Thanatos, despoja de sus joyas y ropas a su hermana Inanna, la maldice con violencia, y la reduce a un trozo de carne colgado de un gancho. La Muerte, como la Iniciación, destruye lo que fue, para que pueda volver a ser, comprendiendo, la iniciación es en todo caso una muerte y un renacimiento, sin posibilidad de vuelta atrás; a los iniciados se les denomina tradicionalmente como aquellos que han nacido dos veces, entendiendo, que la primera es una natalidad biológica, y la segunda,  el nacimiento consciente al Arte.

El Dios Oscuro en su aspecto temible es el Padre Terrible, carente de compasión, Cronos el Tiempo devorando a sus hijos. Es el Segador, que recoge delicada e inexpugnablemente la cosecha de almas, y el Barquero Caronte que las acompaña en su pasaje al nuevo mundo. Pero es también el Iniciador, habitante del Submundo. Su conocimiento de los secretos de la Muerte proviene de su misma experiencia, pues él el Cazador, y la Astada presa, es el Dios Sol que muere, el Dios del Grano, el Dios que se sacrifica, como Odín colgado del Árbol de los Mundos, sacrificando su ojo, en pos de la sabiduría. El Dios Oscuro puede actuar de un modo que nos parezca tiránico, violento, como reflejan los mitos de Dioses raptores, y puede ser tramposo pues en su arquetipo  permanece siempre un eco del Trickster, del tramposo embaucador, de Coyote y Loki. Como el Diablo cristiano, el Dios Oscuro, puede crear ilusiones, forjar engaños, y robar nuestra alma para llevarla consigo, pero el destino no es nunca “la perdición” de la misma, sino su “recuperación”, su crecimiento y desarrollo. Entre los luciferinos, Lucifer es una cristianización de Prometeo, y se considera dador del libre albedrío a la humana estirpe.

Algunos autores, por ejemplo los Farrar, enfatizan la necesidad de la práctica del Gran Rito (la unión mística-sexual del Dios y la Diosa, la representación de la mismo a través de un sacerdote y una sacerdotisa, real o simbólicamente) en Samhain, sin explicitar los motivos, otros señalan que se hace para “reafirmar la Vida”, lo cual resulta ilógico, y  completamente fuera de contexto, pues significa no haber comprendido nada[12]. Optamos por creer que se trata de comprender el lazo entre el Amor y la Muerte, que también se refleja en el mito Gardneriano del Descenso de la Diosa. Recordemos que Samhain se celebra astrológicamente bajo el signo de Escorpión, que rige el amor carnal, la muerte, y todo lo oculto[13]. El Dios Oscuro es también el Amante, que actúa de Iniciador. El mito dice que Hades raptó a Persefona, llevándola consigo allí dónde no llega el Sol, y abundan los cuentos y leyendas en las que una doncella es raptada por un animal o una bestia para que sea su esposa. A veces, al abrirse al amor, la bestia es librada de la maldición, y se convierte en príncipe… creo que hay que cuestionar todo esto. Hay dos tipos de doncellas, aquellas que son propiamente doncellas, que poseen el don de lo que en la tradición Feri se denomina “el corazón negro del guerrero”, la inocencia y la pureza como integridad del ser que es uno consigo mismo; y aquellas otras doncellas que son ingenuas, o que aún no saben, no conocen, las no iniciadas en los misterios del amor y la muerte.

Todas estas jóvenes perciben la necesidad de experimentar, de vivir por sí mismas, contemplan la familiaridad del entorno que les ha acompañado desde la niñez como una jaula de la que quieren salir. Y salen. El Dios Oscuro las llama por su nombre, cuando ellas sienten el anhelo de lo salvaje, de lo inexplorado. ¿Es posible que Persefona siguiera a Hades por genuino amor? Seguramente, sí. Hay que armarse de valor para bajar al submundo, y romper una relación de dependencia respecto a la madre como la que se le supone a Persefona. Hay que tener coraje para abandonar el poblado y casarse con un Oso, es un precio alto el que se paga, no volver atrás. Una muerte y un nacimiento a una nueva vida; una iniciación. Respecto a la Bestia, ¿es realmente el ser oscuro el que se transforma? ¿O es la iniciada quien recibe el don, por su experiencia, de una nueva visión?.

“ (…) Han muerto ya todos los niños de ilusión/Nacidos de los juegos débiles de primavera/(…)pero todos los sentimientos firmes arden,/como el rosal campestre, como el roble en la colina,/murmurando cálidos en la nieve y el viento del norte/sobre doradas madureces y extinciones/(…)Mejor, al evaporarse el recuerdo del goce,/Que me seas leal y sigas cerca,/¡que ningún sol tenga que alumbra/nuestro amor cálido en días tranquilos!/Escucha, los recios vientos del cielo silban/Su himno supremo a parejas leales/Sonreímos cuando la tierra duda y tiembla;/El refugio de nuestra felicidad resiste a las embestidas.”[14]

Porque Dios Oscuro es también el Consorte Fiel. Él se mantiene allí dónde los demás fallan, Él permanece. Su amor no se centra en el placer, no pasa y se va en una noche de verano, como un suspiro. Él pertenece a las regiones frías, duras, difíciles, allí dónde el amor es el vínculo necesario que une a dos seres para sobrevivir a los embates del destino. Y por esto también el Dios Oscuro es el apoyo en la dificultad, el que nos introduce en el laberinto y el que nos guía a través de él. Es la luz del lejano norte, es el espíritu que susurra en nuestros oídos, recordándonos que aunque la nieve sea nueva, pisamos sobre las mismas huellas que nuestros antepasados dibujaron en la primera búsqueda. Es el vigía de todas las criaturas que en el frío permanecen despiertas.

La Hueste Salvaje

Otoño, brujas sobre escobas cruzan los cielos, gatos negros, brumas y aullidos, fantasmas; he aquí los tópicos de las postales para la ocasión. Nos preguntamos de dónde vienen, deducimos, de la incomprensión de las culturas que anidaron sobre la Vieja Religión, pero esa es una respuesta comodín, vacía, como un bálsamo curalotodo que de poco sirve, más que para dormir la duda, y el ansia de conocer.

En Otoño, las brujas cruzaban los cielos, sobre bestias, sobre escobas, para acudir a su reunión anual, y, según los cristianos, rendir vasallaje a su Señor Infernal. Por toda Europa se contó mil veces la historia del vuelo de las brujas, en los tribunales inquisitoriales, en acusaciones cruzadas, como en aquel juego infantil en el que una palabra se dice rápido y se deforma a lo largo de una cadena, la historia llegó deformada a aquellos que la oyeron hace ya siglos. Y luego se dijo que no era cierta en absoluto, el diablo las engañaba y ellas sólo creían volar, esa también fue una explicación cristiana; más tarde se diría que las alucinaciones las provocarían determinados ungüentos. Que las brujas nunca volaron.

Pero en todo el Viejo Continente se conservan las leyendas de la Hueste Salvaje, de la Anciana Armada, como se le llamó en España. Se decía que las brujas montando sobre bestias cruzaban los cielos, acompañadas de almas descarnadas, de toda suerte de espíritus oscuros, y guiadas por un Señor, o una Dama, según la región. Este Señor, más tarde identificado con el Diablo cristiano, era el Señor Oscuro, Odín. El mito evolucionó aquí en Cataluña hasta fundirse en la leyenda del Conde Arnau, que ocupa el papel del Cazador de Almas. Esta dama era llamada Abondia, Holda, Hell o Diana.

Y la historia de la Hueste Salvaje, del vuelo de las brujas, contra toda primera impresión, es el vestigio más real que nos queda del espíritu del Antiguo paganismo Europeo. Carlo Ginzburg estudió en profundidad el tema en su obra Las Batallas Nocturnas, investigando desde la perspectiva de la historia de las mentalidades, los numerosos casos de desdoblamientos documentados en el  s.XVI, Robert Fossier incluyó una extensa reseña acerca del tema en su obra Le Moyen Age, y Claude Lecoteux, dio un paso más adelante, relacionando la tradición del doble con antiguas tradiciones de chamanismo europeo. 

El vuelo de las brujas, para acudir a la reunión anual, es en realidad la reunión de los dobles astrales (como los llamaríamos ahora),  los orígenes de esta práctica se remontan a determinados ritos de “fertilidad” que tenían como objetivo asegurar la llegada de una nueva cosecha. Los Benandanti que retrata Ginzburg,  las brujas que presenta Fossier, luchaban desde mediados de otoño hasta mediados de invierno, y aún más allá, contra aquellas fuerzas que podían impedir este fenómeno natural del renacimiento, que damos por hecho hoy día.

También se atisba en la niebla de la deformación de estas narraciones, la posibilidad de que las brujas se reunieran para la celebración de sus ritos, ya perseguidos por entonces. Ahora Tenemos un Diablo que es un Dios, incluso una Diosa, que podemos reconocer, unas escobas que son lo que queda de las varas y bastones consagradas (por ejemplo, en la tradición nórdica del seidr), unas bestias por montura (al igual que las valquirias) que son los familiares de las brujas, o bien las brujas mismas en un doble zoomorfo. Una Hueste Salvaje, Oscura, que salía en la noche tormentosa, una armada de vigías nocturnos que  luchaban por preservar todo lo que los hombres y las mujeres necesitan para poder vivir.

Todo un ejército benefactor negado y repelido, proscrito y vilipendiado, la sombra de cuya respetada fama se extingue en el tumulto de  la modernidad. Samhain es una noche peligrosa, en cuanto en ella se deciden cosas importantes, cosas difíciles, y requiere de entidades poderosas que velen por nuestro bien. Si antaño las almas descarnadas, los espíritus penitentes, sollozaron y aullaron, y arañaron las puertas y echaron tierra en la leche de los vivos, ¿qué no podrían hacer ahora, descompensada la fuerza de aquellos que los mantenían bajo cierto control…?  ¿Cuántos permanecerán irredentos, cuantos verán prolongada su agonía?

¿Cuál es el modo en el que esta tergiversación de ideas que nos impide abrazar la parcela de oscuridad de la que estamos necesitados, influye en nuestro propio centro, en nuestra psique, en nuestra vida diaria?

Guardemos un momento de solemne silencio en Samhain por aquellos viejos guerreros y guerreras de la oscuridad, y por aquellos atormentados que aún esperan; ofrezcámosles una bebida, un alimento, un canto, una llama, un recuerdo, una muestra de respeto por aquellos que cuidan de nosotros desde las sombras y por aquellos de los que nadie ha cuidado desde hace demasiado tiempo.

 

Los Cuentos Terribles

Ahora, como en toda reunión que se precie, un momento de distensión. Un momento para reunirse y contar… cuentos. Los cuentos nunca han compartido el mismo espíritu que las historias o las narraciones, ellos son más oscuros y apuntan a lo más profundo, se han perpetuado hasta nuestros días camuflados bajo capas de aparente ingenuidad, pero esperan el momento de saltar sobre nuestras conciencias en el momento en que “nos damos cuenta” y darnos el legado que hace tanto, las viejas señoras, trenzaron de los cantos de su alma y los susurros del bosque.

Una práctica del Samhain también es sentarse en el sofá a ver películas de terror o leer cómics del mismo género, en sus tres versiones básicas; una que liga al miedo con el humor o la ironía, otra que liga al miedo con el amor o el erotismo, y una última que deja una sensación de alerta y de enfrentamiento a lo desconocido ... A pesar de los tópicos que se repiten, a pesar de todos los fallos que nos da por señalar y a pesar de la larga distancia entre el conocimiento que tenemos sobre la materia y lo que se refleja en estas otras obras del arte, su visión no es en absoluto irreverente… En lo personal admiro estas películas, estos guiones e ilustraciones, porque sus creadores han plasmado sus terrores en una forma de entretenimiento; como reza uno de los slogans de Creepshow “usted se divertirá pasando miedo”, y además, puede hacer pensar. Tienen algo de infantil y algo de atávico, algo de TEATRO, como diría la Muerte de Ferry Pratchett, y como en la tradición mexicana del Samhain, hacen de la muerte, de la oscuridad, un dulce y lo devoran placenteramente, lo integran en sus vidas, como una parcela más, y la celebran. Aprendamos de ellos.

Vaelia Bjalfi, Octubre 2004

 

 

Tormenta, un lobo en la lejanía, en el límite de las sombras,

sobre el sendero hacía el frío Norte.

Si no hubiera seguido el llamado,

este escrito  no hubieran podido ser …

Con amor y agradecimiento, a ese lobo y al viejo bosque.

 

 

 



 

APENDICE I

OBRAS EMPLEADAS Y SUGERENCIAS VARIAS

 

BILIOGRAFÍA

SAMHAIN

La Magia de la Tierra, Cait Jonson, Maura D. Shaw, Ed. Obelisco, Barcelona, 1997.

Los ocho sabbats de las brujas, Janet y Stewart Farrar, Ed. Equipo Difusor del libro, Madrid, 2003.

Magia Mediterránea , Montserrat Castillo, Ed. Obelisco, Barcelona, 1991.

Mabon”, Vaelia Bjalfi, Perros Aulladores, www.perroaullador.org .

LA HUESTE SALVAJE

Hadas, Brujas y Hombres Lobo en la Edad Media, Claude Lecoteux, Ed. José de Olañeta, Barcelona, 1999.

Les Batailles Nocturnes, Sorcellerie et rituels agraires en Frioul, XVI-XVIIe siècle, Carlo Ginzburg, Ed. Verdier, Lagrasse, 1980

La Fin de la Pensée Sauvage” , Robert Fossier en Le Moyen Age , ( vol. II,  L’éveil d’Europe.). Puede encontrarse traducido en www.perroaullador.org

 

LITERATURA

Mujeres que corren con los lobos, Clarissa Pinkola Estés, Ed. B /Suma de Letras, Madrid, 2001.

El Profeta, y El Jardín del Profeta de Khalil Gibran, disponibles en http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/KahlilGibran

Flora y Pomona y otros poemas. Eric A. Karlfeldt, Ediciones Rueda, Madrid 2002

El Árbol de las Brujas, Ray Bradbury, Ed.Minotauro, Barcelona, 2002

ElSegador, Terry Pratchett, ed.Plaza y Janes/ De Bolsillo, Barcelona,2003

 

 

HILO MUSICAL

Cada cuál a su tiempo; Loreena McKennit, Dead can Dance, que inspiran;  Blue Öyster Cult, como algo personal. Misfits (la distensión).

 

IMÁGENES

De Theodor Kittelsen, extraídas de las galerías siguientes:

http://www.munchforlaget.no/galleri/galleri_kittelsen.htm

http://white-traditions.nm.ru/trot/kittelsen/other.html (la web parece escrita en cirílico, a vuestra izquierda aparecen cuatro secciones de la galería). De aquí se extrajeron las imágenes para este documento.

 

IMÁGENES EN ACCION

Una película que refleja la relación de la Iniciación de la doncella a manos del Señor Oscuro; En compañía de Lobos.

Películas de miedo; Con humor, La saga de Evil Death, (Posesión Infernal, Terroríficamente Muertos, y El Ejercito de las Tinieblas) Sin tanta gracia , pero más cercano al éxito mediático, la Saga de Jason Voorhees (las de Viernes 13). Para los románticos, Los Clásicos del terror de la Universal, (Drácula, el Hombre Lobo, Frankeinstein y la Novia de Frankestein, entre otros).


 


 

APENDICE II

MODELO DE RITUAL

Extraído de: WICCA,  A Guide For The Solitary Practioner,  Scott Cunningham  1989, Llewellyn Publications, traducido al español por Red, hermana de escoba.

                          Pon sobre el altar, manzanas, granadas, calabazas  y otros frutos del otoño tardío. Las flores de otoño como la caléndula y el crisantemo son buenas también. Escribe en un papel un aspecto de tu vida del que te gustaría liberarte; miedo, un hábito destructivo, sentimientos fuera de lugar, una enfermedad. El caldero o una herramienta similar debe ser presentada delante del altar en un trébede o otra superficie resistente al calor ( si las patas no llegasen a ser lo suficientemente altas ). Un pequeño plato, marcado con un el conocido símbolo de la rueda puede estar allí también. [Esto sería más o menos el trazado. En un plato liso, pinta un círculo grande. Pon un punto en el centro del círculo y dibuja 8 radios. Ya tienes el símbolo de la rueda – un símbolo de los Sabbats, un símbolo de eternidad.]

                   Previamente al ritual, siéntate en silencio y piensa en amigos o queridos que han muerto. No te desesperes. Ten en cuenta que han pasado a un lugar mejor. Recuerda siempre que lo físico no es la absoluta realidad, y el alma nunca muere.

                    Prepara el altar, enciende las velas y el incensario y traza el Círculo de Piedras. Recita el Cántico de Bendición. Invoca a la Diosa y al Dios. 

 

                    Coge una de las granadas y con tu cuchillo lavado, corta la piel de la fruta. Toma sus semillas y ponlas en el plato con la rueda dibujada. 

               Eleva tu varita, mirando al altar di:          

En esta noche celebro tu tránsito,

Oh Dios Sol,

a través del ocaso

hacia el país de la juventud.

Celebro también el tránsito de todos

aquellos que se han ido antes, y los que se irán después.

Oh Diosa de Gracia,

Madre eterna,

Que das vida a los caídos,

Enséñame a saber que es el tiempo de gran

Oscuridad, también es tiempo de gran luz.

          

                    Prueba las semillas de la granada; explótalas con tus dientes y saborea su ácido y agridulce sabor. Mira mientras al plato de la rueda con sus 8 radios; la Rueda del Año, el Ciclo de las Estaciones, el Final y el Principio de toda Creación.

                   Enciende un fuego dentro del caldero ( una vela está bien ) Siéntate delante de él, tomando el trozo de papel, mirando a sus llamas. Di : 

          

Sabia de la Luna Creciente,

Diosa del cielo estrellado,

Hago fuego dentro de tu caldero

Para transformar

Esto que me molesta.

Deben las energías ser invertidas:

¡De la oscuridad, Luz!

¡De lo malo, lo bueno!

¡De la muerte, vida!

                               Enciende el papel con las llamas del caldero y déjalo caer dentro. Mientras se quema, piensa que tu mal se hace pequeño, se disminuye, y finalmente te deja mientras se consume dentro de los fuegos universales.

(…)

Los trabajos mágicos, si son necesarios, deberán ir a continuación. 

Celebra el Festín Sencillo.

Libera el Círculo.

 



NOTAS:

[1] (Don't Fear) The Reaper, Donald Roeser ©1976 B. O'Cult Songs, Inc.

 [2] Con todo al final del documento añadiré,  no obstante, y a modo de anexo, un modelo de ritual, para los primerizos…

[3] “Descanso invernal” Flora y Pomona y otros poemas. Eric A. Karlfeldt, Ediciones Rueda, Madrid 2002.

[4] Mujeres que corren con los lobos, Clarissa Pinkola Estés, Ediciones B, Madrid 2001

[5] El Árbol de las Brujas, Ray Bradbury, Ed.Minotauro, Barcelona, 2002

[6] El Profeta, Khalil Gibran, extraído de:

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/

LiteraturaAsiatica/KahlilGibran/Eljardindelprofeta/eljardindelprofeta.asp

 [7] La Magia de la Tierra, C.Johnson, M.D. Sahw, Ed. Obelico, Barcelona,1997

[8] Mabon, Vaelia Bjalfi, “Perros Aulladores” www.perroaullador.org

[9] La escasez impedía de por sí, en muchas ocasiones, la supervivencia del rebaño entero, todo cuanto se podía hacer era seleccionar algunos individuos, y sacrificarlos a tiempo para elaborar las conservas, y que su muerte pudiera, así, contribuir a la vida de los humanos. Se menciona en La Biblia de las Brujas, de J. y S. Farrar (EDL, Madrid, 2003) y en Magia Mediterránea, de M. Castillo (Obelisco, Barcelona, 1991)

[10]El Profeta, Khalil Gibran, extraído de:

 http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/KahlilGibran/ElProfeta/index.asp

 [12] Se menciona en La Biblia de las Brujas, de J. y S. Farrar (EDL, Madrid, 2003) y en Magia Mediterránea, de M. Castillo (Obelisco, Barcelona, 1991)

 [13] Magia Mediterránea, de M. Castillo (Obelisco, Barcelona, 1991)

 [14]Primavera de Otoño”,  Flora y Pomona y otros poemas. Eric A. Karlfeldt, Ediciones Rueda, Madrid 2002