El Destino
A raíz de una discusión en los foros de Rojo Intenso, surgió el tema del destino.
Desde luego, cada cuál tiene su opinión al respecto... la
mía fue construida, como suele suceder, en base a la
experiencia, después de dar vueltas y vueltas a la cabeza, y
persiguiendo el funcional objetivo de no enloquecer.
Hay dos tipos de cosas a las que podemos llamar destino;
Hablar del destino en pequeño es hablar de las cosas que creemos
que tenemos que vivir, que nos tienen que suceder, porque está
"escrito" en la tierra o las estrellas o, más bien, porque
parece la conclusión lógica del capítulo en el que
estamos en nuestra historia personal.
Estas sendas que permanecen en el tiempo porque el paso de la humanidad
no cesa de transitarlas, arquetipos que sobreviven a través de
humanas encarnaciones, estas microhistorias, no pocas veces ignoradas
por la conciencia y no por ello menos reales, quieren ser vividas.
A veces consiguen hacerlo, y en nuestra vida se manifiestan para
nuestro mal o nuestro bien, pero "todo encaja", tiene una
explicación, y un motivo, aderezados por un cúmulo de
coincidencias y sincronismos, regalándonos las lecciones vitales
más variadas.
Sin embargo, otras veces, estos pequeños destinos se frustran, o
quedan estas historias temporalmente suspendidas sin resolución.
Y esto nos deja en una situación a la que no sabemos encontrar
un sentido, y ni la referencia del pasado, lo anteriormente vivido, nos
sirve.
Así que es bastante probable que nos toque sobrevivir a uno, o
varios, de estos pequeños destinos que, en ocasiones, son como
calles cerradas, carreteras hacia ningún lugar que nos dejan
parados al borde de un abismo, cuando ya no es posible, ni tiene
demasiada lógica tratar de volver atrás.
O bien, sencillamente, nos sentimos como si hubiéramos
despertado, solos y abandonados en ese vacío, suspendidos en la
nada, sin suelo bajo nuestros pies, sin referencia alguna, como un
cuadro sin paisaje, sin objetos, sin más luz o más formas
que las de la figura de un humano lanzado a lo absurdo.
Es entonces cuando podemos considerar el Destino "en grande" , que es
aquel que se forja uno mismo, con su cabeza, su corazón y sus
manos. El que se elije, por el que se trabaja y se lucha; el que da
sentido a todo lo demás, venga lo que venga, independientemente
los caprichosos ciclos de pequeños destinos arquetípicos
que nos arrastran... independiente de cualquier otra cosa, situado en
el centro de nuestro propio ser, resiste los embates del tiempo, bien
manteniéndose firme e inamovible, bien siendo flexible, bien
cediendo la justa parte a la deconstrucción, implementando
mejoras... el que consigue sostenerse por sí mismo.
De modo que tenemos, según esto, dos opciones; andar
dejándose llevar por las mareas de los pequeños destinos,
saltando de mito en mito, buscando respuestas concretas en
explicaciones generales, y, en no pocas ocasiones, persiguiendo
mariposas blancas sobre la nieve, o bien tomar las riendas de la propia
vida y decidir el rumbo que deseamos tomar, el objetivo al que deseamos
llegar y luchar por él hasta el final, aún sabiendo que
tal vez no se logre.
Vaelia Bjalfi, Marzo de 2008