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Circumdeambulaciones

- Notas sobre el círculo mágico -

por Hôte-cerf

 

Girar alrededor o en el interior del espacio u objeto sagrado es un rito universal que encontramos en múltiples tradiciones. Los musulmanes giran en derredor de Ka’aba, los budistas deambulan en derredor de la stupa y el brujo hace lo mismo, en el momento de construir el círculo mágico o disolverlo. Pues el círculo mágico no es solo un lugar de poder; o sobretodo, si es un lugar de poder, es por su carácter altamente sagrado.  

Hay ciertas prácticas mágicas en las que la actitud profanadora expresa la cima de lo sagrado y del trance extático. No hablaré de ello aquí, sabiendo que estas prácticas conciernen a un tipo de magia experta y terminal... 

Generalmente, la actitud correcta del brujo en el interior del círculo es la de la reverencia. Si nos comportamos en el círculo de manera demasiado desenvuelta, es que no hemos logrado proyectarlo correctamente. No estamos “conectados” a la fuente que, en nosotros, es capaz de hacer magia. No hemos comprendido que la magia y lo sagrado son inseparables. En revancha, una actitud de reverencia dará al lugar todo su poder. Se puede decir que la magia del círculo depende más de nuestra actitud que del círculo en sí. La reverencia es un doble sentimiento de maravilla y de temor respetuoso. Este doble sentimiento, por otra parte, está ligado a el doble sentido giratorio que puede adoptar la ronda sagrada del brujo.

La primera característica de este doble sentimiento de reverencia es la Maravilla; pues la vía de lo sagrado es la de la inmensidad. Este componente de la reverencia está ligado a la TOTALIDAD.

La segunda característica es el Temor; pues esta misma inmensidad  derrota toda pretensión y particularismo. ¿Qué son nuestros pequeños egos para el universo? No demasiado. Lo sagrado mata al “yo”. Si la tierra se pone a temblar, si las aguas de la tormenta invaden nuestras casas, ellas lo hacen sin calcular, sin compasión, pues nada importa en el universo, salvo el universo. En este sentido, este componente de la reverencia está ligado a la VACUIDAD.

Es por esta doble naturaleza de lo sagrado que el término latino “sacer”, que ha dado “sacerdote” en francés, significa a la vez “sagrado” y “maldito”. Lo sagrado es el venturoso territorio que se sitúa en las fronteras de lo desconocido. Lo sagrado es una obertura sobre la inconcebible libertad del interior. El brujo se aventura en él y es por esto que los no iniciados lo respetan y lo temen. En muchos pueblos, la función de brujo se reserva a aquel que, por su temperamento, infringe los tabúes sociales y culturales del lugar. Así, se trata de hombres un poco locos ( se sabe que Merlín tenia “un punto”), homosexuales, o personas que presentan alguna anomalía física, ceguera, cojera, etc. Se decía entonces que esta persona llevaba la marca de los dioses; ella entraba en el espacio desconocido. Ella estaba “maldita”, es decir “bendecida” por los dioses. Llevaba la marca y se la separaba para convertirla en el chamán, el santo de la tribu.

Lo sagrado es un elemento esencial de la práctica mágica. Uno no se siente nunca mejor que en un espacio sacro, delimitado y orientado al rito. Para el brujo, el círculo es similar al templo, a la mezquita, a la sinagoga, al dojo o al claro del bosque. El círculo establece el lugar en el cosmos y santifica todo lo que se encuentra en él. Protege también contra el exterior.

Así, entrar en el corazón del círculo mágico, es similar a entrar en el corazón de todos los santuarios, así como al entrar en el corazón de una religión, uno entra en el corazón de todas las religiones.

Lo “profano”, etimológicamente “fuera del templo”, representa la actitud inadecuada que se puede tener frente a lo sagrado. Lo “profano” está “fuera del círculo”. Pero el espacio del círculo sagrado es un lugar que conduce naturalmente a las energías mágicas. 

Las energías mágicas son siempre energías sagradas. No se puede tener una buena práctica mágica si no hay reverencia en el rito. Si practicáis cualquier encantamiento sin esta conciencia casi religiosa, no obtendréis ningún resultado puesto que os dirigís a Dioses y Diosas ausentes en vuestro corazón. Estaréis recurriendo a unos símbolos y a un sistema mágico que no liberan ninguna energía. Exigís de ellos alguna cosa sin dar nada a cambio. Vuestra actitud será la de un niño que encuentra normal que los padres lo nutran sin ninguna compensación. El niño es muy egoísta. Esta actitud normal para un niño, es inmadurez cuando uno llega a la edad adulta. Efectivamente, se trata para nosotros de descubrir la ley del equilibrio mágico del intercambio. Hace falta nutrir a los Dioses y Diosas y no solo nutrirse de sus beneficios. “Nutrirlos” esto es darles el poder necesario. Sino habrá un desequilibrio y las energías sagradas dejarán de escucharnos.

Por ejemplo, a menudo el aprendiz de brujo cuenta con el beneficio de “la suerte de los principiantes”. Se vuelve hacia la Diosa Luna y descubre que “eso funciona”. Pero esta suerte dura poco tiempo y llega el momento en el que los encantamientos no funcionan, simplemente porque hemos olvidado “nutrir” nuestra relación con las energías sagradas. No hemos respetado la ley del equilibrio.

Pero volvamos al círculo sagrado y la circumdeambulación.

El centro de este espacio sagrado servirá simbólicamente de eje de rotación a la circumdeambulación o la ronda de los brujos.

El primer sentido es llamado "dextrorsum" en latin, dextro céntrico, dextrógiro, en la medida en la que uno gira en rededor de el eje central, mano derecha en el interior del círculo. Es “el sentido de las agujas del reloj” o también el “sentido solar” de este a oeste. Este sentido es constructivo. Se utiliza para trazar el círculo y corresponde al "coagula" de los alquimistas, es decir, a la fuerza que concentra y da forma.

El otro sentido es llamado “sinistrorsum” , siniestro céntrico, levógiro. Es el sentido inverso a las agujas del reloj, también llamado “sentido polar”, porque las estrellas giran en este sentido en derredor de la estrella polar. Corresponde a la energía disolvente del Universo que los alquimistas definen en el término "solve". Esta es la razón por la que los brujos disuelven el círculo girando con la mano izquierda dentro del círculo.

La figura de Lucifer ( diseño de Eliphas Levi ) en la pagina principal de esta web, expresa las dos energías universales solve y  coagula. Esta es la doble corriente de la Luz astral. La mano derecha está encarada al cielo, mientras que la mano izquierda se dirige al suelo. Esta posición de los brazos de Lucifer es la misma que la adoptada por los danzadores derviches, la circumdeambulación de los cuales es levógira...

Cuando no puede trazar el círculo en el suelo, el brujo se conforma con trazar el círculo sagrado girando sobre sí mismo en sentido dextrógiro para construirlo, y levógiro para disolverlo.

 Pero esta regla no es absoluta. Ciertas operaciones mágicas que tienen por objetivo disolver los obstáculos  o destruir alguna cosa deben tener lugar en un círculo trazado en levógiro y disuelto en dextrógiro. Si os encontráis en una situación adversa de la que queréis deshacer el efecto, arreglároslas para girar sobre vosotros mismos en sentido levógiro, con la intención de disolver esa malvada atmósfera. Haced esta operación en el nombre del Dios terrible y astado. Sucede a menudo que en este tipo de situación, el cuerpo efectúa espontáneamente este movimiento.

En sus orígenes, la circumdeambulación pudo ser simplemente un rito de adoración nacido del temor de los hombres de cara al sol naciente. Desplazándose, la derecha del cuerpo dirigida al interior del círculo, hacia el lugar santo, generalmente orientado de Este a Oeste, el hombre sigue el trazo simbólico del astro divino el sentido del cual es inmutable, eterno. Realizando en el plano microcósmico lo que se produce en el macrocosmos y, haciendo esto, él une los dos mundos, realiza el estado de sintonía necesario para toda Magia.

Así se constituyó la regla circumdeambulatoria a lo largo de los siglos, pero ella no tiene nada de absoluto. 

En ciertas culturas, el sentido mágico de la derecha y la izquierda está invertido.

Me parece esencial, en el mismo nivel, el grado de vigilancia y de conciencia meditativa observada en nuestros gestos, en la participación de nuestro cuerpo en los actos de brujo, que son a la vez mágicos y místicos.

La actitud de reverencia durante el ritual le confiere todo su poder. Ella conduce con más seguridad al despertar mágico que las más hermosas especulaciones intelectuales sobre consideraciones puramente esotéricas. Un instante de silencio y de recogimiento, o, al contrario, un verdadero aullido de animal, sirve en ocasiones para que el rito sea realizado, o se realice antes, exactamente. Naturalmente, inconscientemente, el hombre reencuentra entonces el instinto de lo sagrado y se “religa”. Pues lo sagrado tiende más al instinto que a la razón. Habla a nuestros cuerpos mucho mejor que a nuestros pensamientos.

 

© Jean-Luc COLNOT septiembre 2000

 


 

Los pájaros construyen sus nidos en círculo porque tienen la misma religión que nosotros.

« Habéis remarcado que toda cosa hecha por un indio está dentro de un círculo. Es así porque el Poder del Universo actúa según los  círculos y todo tiende a ser cíclico. En los tiempos ancianos, cuando éramos un pueblo fuerte y dichoso, todo nuestro poder provenía del círculo sagrado de la nación, y durante el largo tiempo en que no fue quebrado, nuestro pueblo prosperó. Todo lo que el Poder del Mundo hace se realiza en un círculo. El cielo es redondo, y he oído decir que la tierra es redonda como un balón, y que todas las estrellas también lo son. El viento, en lo alto de su furor, es torbellino. Los pájaros construyen sus nidos en círculo porque tienen la misma religión que nosotros. El sol se eleva y desciende formando un círculo. La luna hace lo mismo, y los dos son redondos.”

“Incluso las estaciones, en su cambio, forman un gran círculo y retornan siempre dónde estaban. La vida del hombre es un círculo de la infancia a la infancia, y así es para cada cosa en la que el Poder se mueve ”.   

Palabras de Alce Negro,"Pies desnudos sobre la tierra sagrada", © éditions Denoël, 1971

 

 

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