Magia
de Cuerdas y Nudos
Al
hablar de la Magia de las cuerdas distinguimos, en primer lugar el cíngulo
y el uso ritual de la cuerda y, en segundo, las cuerdas que podemos
emplear como catalizador mágico en diversos trabajos ( atracción,
contención, etc.).
El
cíngulo es el cordón que rodea la cintura del mago, en algunas
logias su color indica el grado del practicante. Veremos que, en
algunas variantes, la cuerda es sustituida por cintas o bandanas. Para
algunos autores el cíngulo es tan intransferible como el athame,
mientras que para otros las cuerdas no se consideran una herramienta
personal, sugiriendo que debería haber un conjunto de cuerdas
de varios colores para todo el grupo. En determinados grupos se usa
para medir los pasos del círculo ritual, en la misma línea se dice
que la medida de la cuerda ritual debe ser la del diámetro del círculo.
La cuerda ritual, se ha empleado tradicionalmente como en danzas
entretejidas ( por ejemplo las danzas entorno al poste de Mayo, en la
festividad de Beltane).
Como
elemento simbólico de sumisión, o bien como referencia a ataduras de
las que el aspirante de libera, en algunas iniciaciones, y también en
un plano netamente físico encontramos el uso de la cuerda ritual, por
ejemplo en algunos ejercicios de privación sensorial y alcance de
trance mediante el control del flujo sanguíneo. Adjunto un fragmento
al respecto del Libro de Sombras de un grupo Gardneriano;
“(...)
Para la iniciación se atan las manos detrás de la espalda, a la
altura de los riñones, después se ata la cuerda alrededor del cuello
formando una traílla que pende delante de la garganta. ( Así los
brazos forman un triángulo sobre la espalda). Cuando el iniciado se
arrodilla ante el altar la traílla se ata a una anilla fijada en el
altar. Un pequeño cordón se ata a modo de jarretera en la pierna
izquierda del iniciado, sobre la rodilla, con el cabo vuelto. Otro
cordón se ata alrededor de la pantorrilla derecha, con el cabo vuelto
para no perjudicar el desplazamiento. Estos cordones se usan para atar
firmemente al iniciado cuando se arrodilla ante el altar y deben ser
lo suficientemente largos para servir a este uso. Las rodillas también
deben ser atadas. Esto debe realizarse con precaución. Si el
aspirante se queja a causa del dolor deben aflojarse un poco las
ataduras.
Cuando
quieras retener el flujo sanguíneo para inducir un estado de trance
será algo incómodo, una gran incomodidad retiene el trance. Es
necesario tomarse el tiempo preciso para ajustar el nudo hasta
alcanzar la tensión ideal y tan solo el aspirante puede ayudarte a
conseguirlo. ( Por supuesto esto no se aplica en la iniciación, ya
que entonces el trance no es deseado, pero a los fines del ritual es
bueno que el iniciado sea atado bien firmemente para que se sienta
absolutamente impotente aunque no incómodo).”
Por
supuesto no todas las iniciaciones son así, ni para entrar entrar en
trance hace falta ya cortarnos el fujo sanguíneo, pero se trata de
elementos tradicionales que fueron usados durante mucho tiempo y que
en su contexto no tienen nada de reprochable.
A
parte de estos usos rituales, la magia de las cuerdas – asociada
frecuentemente con la de los nudos – presenta muchas variantes con
un punto en común : la sencillez. Las cuerdas se usan principalmente
para atar o contener, así como para trasladar cosas; por regla
general esos son también sus usos comunes en la magia.
Por
un lado podemos atraer y contener ciertas “energías concretas” (
hora planetaria, fase lunar, etc. ) en la cuerda para emplearlas
cuando sea necesario en un momento diferente. Del mismo modo podemos
contener o atar algo que nos esté haciendo daño, ya sea una persona
– confío en vuestro sentido ético, esto es una autodefensa -
o situación, ya sea un impulso propio. Por otro lado, en ocasiones se
usa la cuerda para sellar un pacto, alianza o cualquier otro vínculo
(por ejemplo, cuando en un ritual de unión se pasa una cinta que
“ata” a la pareja ). Por último, podemos atraer cosas que
necesitemos o deseemos mediante la cuerda.
Las
cuerdas que empleemos en el ámbito mágico preferentemente deberán
ser de fibras naturales y estar confeccionadas y consagradas por el
mismo practicante. La magia de las cuerdas puede ser empleada tanto en
el ámbito físico como en la visualización, en combinación con
otros elementos simbólicos – por ejemplo, necesitaremos algo que
represente a la situación para poder atarlo o atraerlo con la cuerda
- y/o inseridas en un procedimiento ritual de nuestra elección –
por ejemplo, como veremos más adelante, Marion Weinstein la combina
con las “palabras de poder” y la “vela de la Diosa” - .
Trabajos
de atracción
La
cuerda puede emplearse en trabajos de atracción para recuperar
objetos perdidos, o establecer o reestablecer contacto con alguna
persona – atención a la ética, podríamos acabar convirtiéndonos
en “amarradores” -, o simplemente atraer algo que necesitemos o
deseemos. Marion Weinstein introduce un método simple ( y agradecido)
consiste en atar a un extremo de la cuerda un papel en el que hayamos
escrito aquello que deseamos atraer o recuperar, dejándolo colgando
del extremo de una mesa; y sostener el otro cabo en el extremo opuesto
de la mesa. Mientras pronunciamos palabras de poder, o bien enunciamos
claramente nuestro propósito, vamos recogiendo la cuerda, concentrándonos
en la acción mágica que estamos llevando a cabo, hasta que el papel
llega a nuestras manos. Entonces, Weinstein aconseja guardarlo todo
junto a las herramientas mágicas, y yo personalmente creo que en
cuanto el papel ha llegado a nuestra mano lo mejor que podríamos
hacer es quemarlo en la llama de la vela, pensar el “Está hecho”
y olvidarnos. Raymond Buckland tiene un curioso trabajo con cuerda, en
esta ocasión para el reencuentro con un ser querido, consistente en
perforar la media cáscara de una nuez , atarla con un hilo rojo, y
dejarla flotar en un barreño de agua; con el dedo índice sostenemos
el otro cabo del hilo y movemos el agua de manera que se vaya
enredando el hilo en nuestro dedo – mientras enunciamos las palabras
pertinentes- hasta tener la cáscara de nuez con nosotros.
Trabajos
de contención.
El
primer ejemplo de trabajo de contención es la autodefensa, creo que a
todos nos será familiar. Tomamos un símbolo de aquello que SABEMOS
que nos está dañando ( y si no lo sabemos un símbolo que no
especifique quien o que es, para no incurrir en faltas éticas ) y lo
atamos con una cuerda, bien fuerte, para “inmovilizarlo”, teniendo
presente que nuestro objetivo no es dañar sino evitar el daño, para
esto podemos salmodiar o cantar algo que refuerce nuestra intención.
Podemos reforzar las ataduras con nudos, en número simbólico o hasta
que sintamos que tenemos completamente dominado aquello que hemos
atado. Después podemos ir lejos de nuestra casa, y enterrar el
paquete en la tierra o lanzarlo a las aguas de un río o mar
sintiendo que se aleja de nosotros. De nuevo, el consejo es que una
vez nos hayamos “desecho” de lo que LEGÍTIMAMENTE no queríamos
en nuestras vidas ( ya sea alguien que nos quiere mal, ya sea una
sensación de culpabilidad, etc.) nos demos la vuelta, pensemos “Está
hecho” y no nos giremos, olvidando.
Adjunto
aquí los ejemplos de contención de energias específicas extraídos
y adaptados de Buckland y Weinstein.
1)
Magia de la Tierra, Marion Weinstein.
La
finalidad de la Magia del cordón es acumular o conservar algunos
atributos del Poder de la Luna, que varían en cada fase. Estos
atributos se van colocando en una cuerda de una cierta longitud y se
sujetan con nudos para que el/la practicante pueda disponer de ellos
en cualquier momento.
Se
usa un cordón de lana de color, de unos dos pies de longitud. Para
preparar un cordón durante la fase lunar adecuada, encienda su vela
de la Diosa y siéntese ante su altar o mesa de trabajo, o salga al
aire libre. Invoque el aspecto de la Diosa que desea conservar en el
cordón.
Diga :
Por
el Poder Único
Que
actúa para mí por medio de mí,
Te
invoco ahora, Diana ( o Selene, o Hécate),
Para
que entres en este cordón con tu Poder,
Cargues
este cordón,
Permanezcas
en este cordón,
Por
el bien de todas les cosas
Y
de acuerdo con la libre voluntad,
Unicamente
para el trabajo de la mágia positiva,
Para
ayudarme a trabajar
en
los momentos adecuados,
de
acuerdo con tu voluntad,
según
se van atando estos nudos...
Haga
nueve nudos equidistantes, aprovechando el último para cerrar el cordón
en un círculo.
Con
gracias, que así sea..
Coloque
este círculo al rededor de la vela de la Diosa, y dejelo allí un
tiempo, mientras medita en la fase y los atributos con los que está
cargándose el cordón. Cuando utilice el cordón lo puede llevar en
la mano o rodear con él la vela de la Diosa.
2)
El Libro Completo de la Brujería de
Buckland, Raymond Buckland.
Se
precisa una cuerda de nueve pies de longitud ( tres veces tres, el número
mágico por excelencia), de color rojo (color de la sangre y la fuerza
vital). Es mejor fabricarla con tres trozos de seda roja, aunque también
sirven la lana o el nylon (siempre es mejor la fibra natural). Se
trenzarán los tres trozos concentrando toda la energía en el
proceso, para que llegue a ser parte de ti. Una vez trenzada la
cuerda, es necesario consagrarla.
Para
almacenar una energía concreta ( la de una hora especial, fase lunar,
día de la semana, etc.) el proceso a seguir es el siguiente :
Se
liberará el Poder (a través de cánticos, entonaciones, etc) y
cuando sintamos que es el momento iremos haciendo nudos. El total de
nudos será nueve, pronunciando estas palabras a medida que hacemos
cada nudo :
Con
el UNO se inicia el hechizo
Con
el DOS se hace verdad
Con
el TRES así será
Con
el CUATRO este poder conservo
Con
el CINCO está vivo el hechizo
Con
el SEIS este hechizo fijo
Con
el SIETE los sucesos transformaré
Con
el OCHO el destino será
Con
el NUEVE mía es la realización.
Al
atar en numero nueve dirigirás toda la energía a la cuerda, y al
resto de nudos.
Para
usar el Poder almacenado en la Cuerda, es necesario ir
deshaciendo un nudo cada día, en días consecutivos y en el mismo
orden en el que fueron atados ; el último nudo será desatado el
día del ritual o hechizo.
Otro
ejemplo de trabajo de contención con cuerdas lo encontramos en
aquellas situaciones en las que debemos contenernos a nosotros mismos,
o a una parte de nosotros. Pensemos, por ejemplo, en alguien que
queremos dejar atrás, pero que constantemente nos provoca, y nos
cuesta horrores no reaccionar. O pensemos, por ejemplo en un mal hábito,
o cualquier cosa que nos tente pero que sabemos que no debemos ceder.
El mejor ejemplo de magia con cuerdas en este ámbito lo encontramos
en la leyenda de Odiseo y las Sirenas; por consejo de Circe hizo que
sus hombres se taparan los oídos con cera para no caer en el encanto,
pero él, gracias a las cuerdas que lo ataban al mástil, pudo
escuchar el canto de las sirenas sin lanzarse al mar y morir. Uno
puede atarse simbólicamente con una pulsera trenzada en sus muñecas,
o incluso con un anillo o collar que recuerden esta forma, para tener
presente el compromiso que ha establecido consigo mismo – y cuando
entablamos un compromiso con otra persona, en primer lugar lo hacemos
con nosotros mismos -. Las cuerdas, cintas, collares, anillos, etc.
pueden emplearse en este sentido en visualizaciones (por ejemplo
utilizando el mismo arquetipo de Odiseo) y rituales, en trabajos de
autoconcontrol y autodisciplina.
Trabajos
de liberación
Serian
la inversión del ejemplo de las cuerdas de contención para el
trabajo con uno mismo. En un determinado momento uno puede sentirse
atrapado, agobiado, impotente, literalmente “como si lo hubieran
atado de pies y manos”, o bien sentirse ligado a algo o alguien que
se está sirviendo de este vínculo para abusar de uno. En algunas
ocasiones perpetuamos estos absurdos y destructivos ligamentos y vínculos
hasta que la sensación se hace insoportable. El trabajo con las
cuerdas puede abreviar el proceso, darnos la fuerza ( o mejor
dicho, la conciencia de la fuerza que ya tenemos) para cortar
netamente sin temor ni culpa con estos vínculos opresivos. En esta
ocasión es recomendable el trabajo físico directo, dentro de un
espacio ritual. Tomaremos “cuerdas” débiles, tales como hilos de
coser, o bien algún cordón que pueda anudarse y desanudarse ( ¡
sobretodo nada de hilo de pesca ! ) y lo enredaremos o anudaremos
entorno a nuestras muñecas o cuello, ni demasiado fuerte ni demasiado
flojo, de manera que nuestra movilidad quede reducida. A veces es un
poco difícil hacerlo solo, pero es preferible a que alguien nos ate,
a no ser que encontremos a alguien que durante el rito pueda asumir un
rol impersonal y nosotros reconozcamos ese rol. Una vez atados
sentiremos la indignación por nuestra impotencia, indignación que
puede ser azuzada por nuestro impersonal compañero/a de rito, y
dejaremos que este sentimiento crezca hasta sentir la necesidad de
romper estas cuerdas o deshacer las ataduras; es importante que nadie
nos ayude en esta tarea. Así haremos fuerza con las manos, morderemos
el nudo, etc. hasta que, después de la “batalla”, nos veamos
libres de nuevo, si el nudo era peleón no quedará ni sombra de una
posible culpabilidad, y algo que también es importante es que
habremos sido liberados por nuestra propia mano. Una vez libres,
nuestro compañero/a debe abandonar su rol impersonal, y para
dejarlo todo limpio, le agradeceremos su colaboración, por ejemplo,
compartiendo con él la bendición del agua/vino y las tortas.
Trabajos
de Sellado de Vínculo
Hemos
hablado ya del uso simbólico de la cinta en los rituales de unión de
una pareja, y cómo las alianzas, pulseras, collares, etc. pueden
cumplir la misma función, extensible a cualquier pacto entre dos
individuos o más, siempre de acuerdo con la voluntad de cada uno de
ellos; no hace falta casarse para establecer un vínculo o compromiso
con nuestra pareja, una amistad, un familiar o un grupo, como tampoco
hace falta privarse de sellarlo ritualmente.
A
continuación adjunto, como curiosidad, un sencillo ritual de sellado
de vínculo de Buckland, en este caso para una unión matrimonial o de
pareja. Sigue las pautas del anterior ( el mismo diagrama), cambiando
la frase a pronunciar en cada nudo.
1)
Magia gitana amorosa, Raymond Buckland.
(...)
El hechizo se hace con una cinta roja de casi un metro. La mujer ata
el primer nudo, el marido el segundo, la mujer el tercero, y así
sucesivamente.
Mientras
realizan el primer nudo en el centro de la cinta, dicen los dos: “ Con
este primer nudo damos comienzo a nuestro matrimonio” (...)
(...)
“Con este segundo nudo comprometemos nuestro amor”.
(...)
“Con este tercer nudo prometemos ser siempre fieles”.
(...)
“Con este cuarto nudo atamos nuestros corazones”.
(...)
“Con este quinto nudo nos adherimos el uno al otro”.
(...)
“ Con este sexto nudo nos sostenemos mutuamente”.
(...)
“ Con este séptimo nudo unimos nuestras almas”.
(...)
“ Con este octavo nudo nos protegemos mutuamente de toda
enfermedad”.
(...)
“ Con este noveno nudo vamos a ser una sola cosa”.
La
cinta llena de nudos se guarda luego a buen recaudo.
BUCKLAND,
R.; El Libro
Completo de la Brujería de Buckland,
Editorial Luis Cárcamo, Madrid, 1986-1990. I.S.B.N: 84-7627-058-5
CASTILLO,
M. ; Magia Mediterránea, Editorial Obelisco, Barcelona,
1991.
I.S.B.N
:84-7720- 221-7
K,
AMBER ; Preámbulo a la Magia, Editorial Llewellyn
Español, Minesota, 1999.
I.S.B.N
:1-56718-019-1
LEEK,
S.; Arte completo de la brujería, Editorial
Edicomunicación, Barcelona, 1990.
I.S.B.N:
84- 7672-329-90
WEINSTEIN,
M.; Magia de la Tierra, Editorial Luis Cárcamo,
Madrid, 1992.
I.S.B.N:
84-7627-065-8
VVAA:
Enciclopedia Planeta de las Ciencias Ocultas,
Vol.7 , Editorial Planeta,
Barcelona,
1977. I.S.B.N: 84-320-3407-10
GARDNER,
G.B.(?) ; Liber Umbrarum, Cercle de l’Etoile Argentée, Bélgica.
(http://membres.lycos.fr/sorcellerie/CEA.html)